Saturday, December 10, 2005

Era Sábado

Empecé a escribir este cuento con la idea de hablar del terremoto. Pero saben, los cuentos y sus personajes tienen vida propia y, al final, son ellos los que deciden.

Fue así como mis recuerdos de infancia se apoderaron totalmente de mi escrito y comenzaron a desplazar las historias duras que tenía guardadas: las imágenes de la gente haciendo cola para tocar la tierra de la cruz de la Catedral que se cayó, la visión del edificio de frente al Cine Altamira totalmente destruido, el silencio espantoso de las calles de Los Palos Grandes, las centenares de fotos de cédula que salían en los periódicos todos los días con los nombres y las historias de los desaparecidos, las imágenes del Macuto Sheraton en ruinas, los años que siguieron sin que pudiéramos ni regresar al apartamento ni comprar la nueva casa, porque nadie quería ya vivir en un apartamento y el nuestro era casi imposible de vender.

Pero pudo más Diego de la Vega con su desarmante sonrisa.

Después de todo, me dijo, los tuyos, son cuentos intrascendentes.

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